El martes 15 de noviembre de 2022, el número de habitantes de la Tierra superó la cifra de los ocho mil millones. Según las estimaciones de la ONU, esta curva seguirá subiendo hasta alcanzar un máximo de 10.400 millones de personas a finales de la década de 2080.
Con un número cada vez mayor de personas que emigran a las mismas regiones, y un número cada vez mayor de personas que vivirán en las mismas ciudades en las próximas décadas, el reto de preservar la salud de nuestro planeta es, por tanto, considerable.
¿Qué se puede hacer al respecto? BIM, Building Information Modeling, ya está ayudando a mejorar la eficiencia energética de nuestros edificios y ciudades en el medio ambiente, y seguirá haciéndolo en los próximos años. Una solución para la construcción sostenible.
Descubramos cómo esta metodología ayudará a reducir nuestro impacto medioambiental.
Building Information Modeling: una metodología que se extiende al sector de la construcción
Como recordatorio, la metodología BIM permite una representación virtual de los productos y materiales utilizados en la construcción. Compuesto por características técnicas y modelado 3D, los diseñadores, arquitectos e ingenieros descargan objetos BIM para rellenar sus modelos digitales.
La importancia del BIM aumentará en los próximos años, y muchos países ya lo están aplicando. Según un estudio de Statista, la tasa de profesionales de la construcción en el Reino Unido que utilizan esta herramienta ha pasado del 13% en 2011 al 73% en 2020. En Japón, el 54% de los profesionales ya lo han aplicado.
¿La razón de esta creciente implantación de BIM? Es una herramienta ideal para anticipar la viabilidad de un edificio. Además de hacer un seguimiento más riguroso de una obra, reducir los errores de diseño y mejorar la productividad y la comunicación durante la construcción. Utilizando esta metodología, también es más fácil determinar las funciones de los diferentes actores de un proyecto de construcción. Y por lo tanto facilitar así la colaboración entre ellos.
Según una encuesta realizada por Statista en 2019 a profesionales de la construcción que utilizan BIM, el 81% afirmó que BIM había aumentado la coordinación de los documentos de construcción.
Y volviendo al tema principal de este artículo, es evidente que BIM también permite al sector de la construcción tener un menor impacto en el medio ambiente.
BIM como solución para reducir el impacto medioambiental
Si el BIM se está generalizando en el sector de la construcción, ¿cómo puede esta metodología ayudar a optimizar la eficiencia energética de los edificios?
En primer lugar, el uso de BIM permite recoger y almacenar información y controlar el consumo en tiempo real. Al hacer un seguimiento de los materiales utilizados, las herramientas digitales de gestión de proyectos son muy eficaces. Sobre todo para conseguir un mayor control de los impactos negativos de un proyecto de construcción.
La industria de la construcción utiliza importantes cantidades de recursos naturales para fabricar materiales. Y gran parte de ellos se pierde, se desperdicia, en el rediseño de proyectos, en imprecisiones o en sobreestimaciones. Según la Federación Francesa de la Construcción, el sector genera unos 46 millones de toneladas de residuos al año. El 51% de los residuos de la construcción proceden de las obras de demolición, el 36% de las de renovación y el 13% de las de nueva construcción.
Diagrama extraído de la guía FFB sobre la gestión de residuos en el sector de la construcción. Cifras del estudio REP Bâtiment de ADEME (2021)
Un seguimiento minucioso de cada operación, en tiempo real y mediante BIM, reduciría en gran medida este despilfarro. De hecho, una mejor calidad en los edificios significaría menos errores y, por tanto, menos demoliciones y edificios que durarían más tiempo.
Ciudades inteligentes: el futuro de la construcción sostenible
Fuente : Canva
Según la ONU, casi el 70% de la población mundial vivirá en ciudades en 2050, frente al 55% actual. Por ello, la importancia de BIM se hace sentir para combinar ciudades más grandes con el respeto al medio ambiente. ¿La solución? Ciudades inteligentes, más conocidas como Smart Cities.
Según el CNIL, las ciudades inteligentes representan un nuevo concepto de desarrollo urbano : “Se trata de mejorar la calidad de vida de los habitantes de la ciudad. Haciéndola más adaptable y eficiente, utilizando nuevas tecnologías que se apoyan en un ecosistema de objetos y servicios.”
CIM o City Information Modeling es una metodología que va un paso más allá de BIM. Es clave en la creación de “ciudades inteligentes“. En efecto, mientras que el BIM abarca la modelización de la información de los edificios, el CIM proporciona a los interesados en la construcción una visión global y digital de una ciudad. El objetivo es construir de forma más inteligente, eficiente y, por tanto, sostenible. La CIM también abre nuevas perspectivas en materia de eficiencia energética de los edificios.
Gracias a esta metodología, los proyectos de Ciudades Inteligentes permitirán superar los retos de la creciente urbanización, el cambio climático. Pero también, el envejecimiento de los edificios y la necesidad de viviendas económicamente accesibles. Sin olvidar la necesidad de responder a la afluencia de tráfico.
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